Veracidad, tecnología, y formas jurídicas

Escrito por: Raúl Castañeda

A lo largo de la historia, las formas jurídicas han jugado un papel muy interesante en lo que entendemos como verdad. Desde el litigio de la prueba en los sistemas feudales, donde se sometía a los contrincantes a pruebas aceptadas y se probaba no necesariamente la verdad sino la fuerza de las pruebas, hasta el nacimiento de la figura de la “indagación”, donde las fuerzas políticas en la figura de un procurador empiezan a valorar testimonios como “verdaderos”.

El derecho es un conjunto de normas que rigen la sociedad, pero ¿cómo interactúan los miembros de la sociedad?, y entonces, ¿cómo el Derecho interpreta estas relaciones para poder normarlas? 

Muchos tienen la percepción de que el Derecho no puede ser reemplazado por computadoras y que sus prácticas siempre serán entre personas, pero pongamos como ejemplo el derecho administrativo. En el momento en que el gobierno empiece a usar inteligencia artificial para trámites, comunicación, estadísticas, etc., en ese momento el Derecho también la está usando. Cuando los particulares empezaron a utilizar contratos digitales, o cuando la economía empezó a ser reemplazada por dinero digital, en ese momento también el Derecho hace uso de esta.

Es trabajo de los nuevos juristas, así como lo ha sido durante el transcurso de la historia, interpretar y normar estas nuevas variables en las relaciones humanas y mantener la definición de justicia. Es inevitable encontrarse con cuestiones respecto a las relaciones entre personas y si trascienden o no un plano virtual ¿cómo entendemos, por ejemplo, el derecho a la libertad de expresión en Twitter? Twitter no es un lugar necesariamente físico, pero lo que se dice ahí sí tiene efectos en nuestra realidad.

La tecnología llegó a cambiar la forma en la que interactuamos con la realidad, y ¿qué es el Derecho sino la regulación de nuestra realidad? No se deberían de crear dicotomías entre el Derecho y la tecnología. La tecnología modifica la vida y la vida modifica el derecho. La cuestión entonces recae en ¿cómo hacer, interpretar o legislar, la tecnología a favor de un bien común? Un bien común liberitario en donde el que produce la tecnología hace con ella lo que quiera? ¿O la posibilidad de crear un orden jurídico donde las innovaciones funcionen a favor del progreso de la sociedad?

Foto de Timothy Muza en Unsplash


Raúl Castañeda

Estudiante en la Licenciatura en Derecho en el Tecnológico de Monterrey

Deja un comentario